Descubriendo a nuestros vecinos marroquíes

Debido a la gran polémica que suscito el tema del pañuelo en España, me he esperado a realizar esta entrada (no me gusta hablar o dar una opinión cuando el río está revuelto).
Una manera de entender a nuestros vecinos marroquíes (y la palabra vecino la utilizo tanto en la forma propiamente dicha de la palabra, como la proximidad de los dos países España y Marruecos) es conocer sus costumbres y hábitos.
¿Por qué se lleva el pañuelo?
Vamos a hacer un poco de historia no escrita. En el mundo árabe el pañuelo en un principio se utilizaba con el propósito de la distinción de clases, entre mujeres nobles (ricas o pertenecientes a la nobleza) que utilizaban esta prenda y el resto. El uso que se le dio después, como prenda religiosa, viene dado por dos circunstancias, una relacionada con la mitología y otra con el Coran. La mitológica: cuentan las leyendas que la bella y perversa Lilith provocaba en los hombres el deseo, gracias a su larga y brillante melena. Si a esto, le unimos que en el Coran se menciona, que tanto hombres como mujeres deben vestir con pulcritud; se llego a la conclusión de cubrir el cabello de las mujeres para no provocar el deseo masculino.
Con todo lo anteriormente expuesto, se puede entender que muchas mujeres musulmanas llevan el velo como signo de feminidad, por mantener las costumbres o en algunos países fundamentalistas la única manera de relacionarse socialmente. En el caso de las mujeres marroquíes, tanto en España como en Marruecos, llevan el pañuelo por ser una tradición heredada de madres a hijas, más que por una imposición machista.
Me consta, por los diferentes viajes que he realizado a Marruecos, que la mujer de dicho país van de la siguiente manera:
1 Con la cabeza descubierta (mayormente adolescentes y jóvenes).
2 Con Jimar (pañuelo rectangular) que deja descubierto el rostro.
3 Con Hiyab que deja descubierto el rostro, pero, a diferencia del anterior, cubre cuello y escote.
Terminado el tema del pañuelo, intentare estimular al posible lector a que conozca los hábitos y costumbres de los marroquíes, a través de un conocido explorador catalán llamado Domingo Badía Leblich.
Domingo Badía nació en la provincia de Barcelona el 1 de abril 1767. Perteneciente a una clase acomodada, no se tiene mucha constancia de los estudios que realizo. Sirvió a la Corona Real Española en tiempos de Carlos IV. Por encargo del primer Ministro de la Casa Real Manuel Godoy, realizo un viaje a Marruecos, del cual dejaría constancia escrita.
Para pasar desapercibido en nuestro país vecino, se hizo pasar por un gran Abbasí. Fue conocido con el nombre de Alí Bey.
Gracias a su disfraz de musulmán, fue el primer europeo en visitar la Meca y describirla. También debido a su gran verborrea consiguió grandes ingresos para sus viajes, y conocer a grandes figuras de la época. (Si quieren saber más sobre la vida de Alí Bey les recomiendo visiten http://www.artehistoria.jcyl.es/histesp/personajes/8241.htm, esta pagina pertenece a la Junta de Castilla y León).
En su aventura por Marruecos, el viajero nos describe con detalle e ironía las costumbres de sus habitantes. Muchas de esas costumbres, dicho sea de paso, se realizan aquí en España, ya sean hechas por los propios españoles o por los ciudadanos marroquíes instalados en nuestro país. Un ejemplo de ello, es la costumbre que se tiene en muchos pueblos o aldeas de reunirse en las plazas, para hablar y despellejar verbalmente a los vecinos del municipio. Alí Bey relata en su libro el uso que hacen los ciudadanos de Tánger de su tiempo libre “El moro desocupado sale de su casa por la mañana, se sienta en tierra en la plaza o en un paraje público; algunos otros habitantes van llegando casualmente y hacen lo mismo. De este modo forman tertulias, donde se están hablando todo un día”.
Otra cosa que tenemos en común muchas familias españolas y marroquíes, es servirse la comida desde una bandeja o plato grande, situado en el centro de la mesa. “Están sentados en tierra o sobre una alfombra alrededor de la mesa y toman todos del mismo plato”.
He incluso para rizar el rizo, tanto los católicos españoles como los musulmanes, invocan a Dios antes de empezar a comer. “Cada vez que los musulmanes se sientan a la mesa, empiezan invocando a la divinidad y dicen Bism Illah (fonéticamente Bismila): en nombre de Dios; terminan la comida dando gracias, y sirviéndose de la expresión Alhamdo-Lillahi (fonéticamente hamdolila): ¡alabanza sea dada a Dios!”
Si quieren conocer más sobre el pueblo marroquí les recomiendo que se lean “Viajes por Marruecos” Alí Bey Editorial Zeta, su precio es de 10€.
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