¿Que valor tiene una imagen o un símbolo para la sociedad actual?
Para saber el valor que tiene una imagen nos tendríamos que adentrar en lo más profundo del entorno que nos rodea. Es más, deberíamos saber la educación que recibe cada grupo social (o en su defecto, cada país).
La imagen más sencilla creada por el hombre y que tenemos en nuestro entorno son las señales de trafico. Dichas imágenes están sujetas a interpretación. Alguno dirá: “¿Pero si está muy claro en el código de circulación?”. Ahí es donde radica el problema; que para interpretar dicha señal, tenemos que tener un conocimiento mínimo del código de circulación. Buscar un diseño adecuado para las señales de cualquier tipo, precisa un conocimiento uniforme de dichas señales.
La uniformidad (que tiene mucha importancia en el ejercito, en todos los ámbitos) en un grupo social viene dada por el uso compartido, bajo unas normas mínimas, inculcadas desde la infancia, de objetos y enseres que utilizamos cada día. Este criterio entra en conflicto cuando el individuo no pertenece a ese entorno. Y una señal que parece ser simple para nosotros, a un extranjero le puede parecer un mundo, e incluso en determinadas situaciones, le puede costar la vida el no haber interpretado correctamente la señal.
Si todo lo anteriormente expuesto se lleva al entorno cultural y social, tenemos ante nosotros una bomba de relojería.
Hace dos semanas veíamos la siguiente noticia:
El Museo de Cera de Madrid retirará este jueves "a última hora de la mañana"la escultura de cera de Jaime de Marichalar, una vez inscrita la sentencia de divorcio de la infanta Elena en el Registro Civil de la Familia Real, según ha informado el museo madrileño en un comunicado.
En principio la relevancia de la noticia, viene dada por el momento en que se produce, y por la posible interpretación que demos de la misma. En este caso la gente puede ponerse en la situación de Don Jaime y pensar “¡Que humillación!”.
Pero lo realmente importante, es que esa escultura, no va a estar compartiendo la misma ubicación, que el resto de imágenes pertenecientes a La Casa Real.
Las consecuencias socio-históricas van mucho más allá.
Me explico; el cerebro de los seres humanos, ofrece resistencia a cambiar la imagen preconcebida que tiene del mundo, cuando realmente se está convencido de lo contrario.
Cuando las generaciones venideras estudien la historia de España, les costara relacionar la imagen de Don Jaime con la Casa Real; aunque en su momento perteneció a la misma. Esto viene debido al conocimiento equivocado de la percepción de nuestro entorno. En definitiva, veremos lo que nuestro cerebro quiere que veamos.
Un ejemplo de lo explicado anteriormente, seria el cuadro creado por Salvador Dalí “Gala mirando al Mediterráneo”. La imagen que percibirá una persona que no conoce la figura de Abraham Lincoln, sera la de una señora desnuda mirando el mar. Si el observador del cuadro conoce la figura de Lincoln, cuando se aleje del mismo, vera el retrato del presidente.
La importancia de quitar esculturas de un personaje histórico, de un determinado lugar, pueblo o ciudad, viene dada por la intención de que nunca se pueda relacionar a dicho individuo con el entorno.
Con el tiempo, sino hay una constancia escrita, ya sea por un historiador, narrador o divulgador, nos encontraremos que tendremos una imagen difusa del personaje histórico y de los hechos que acontecieron en su momento.
Resumiendo la consecuencia principal seria:
Dejar que los hechos y acontecimientos estén sujetos a la libre interpretación.
Si quieren probar todo lo dicho anteriormente, prueben a buscar información del Emperador Romano “Cómodo” (180-192 D.C) perteneciente al linaje de Nerva (96-192 D.C).
Para saber el valor que tiene una imagen nos tendríamos que adentrar en lo más profundo del entorno que nos rodea. Es más, deberíamos saber la educación que recibe cada grupo social (o en su defecto, cada país).
La imagen más sencilla creada por el hombre y que tenemos en nuestro entorno son las señales de trafico. Dichas imágenes están sujetas a interpretación. Alguno dirá: “¿Pero si está muy claro en el código de circulación?”. Ahí es donde radica el problema; que para interpretar dicha señal, tenemos que tener un conocimiento mínimo del código de circulación. Buscar un diseño adecuado para las señales de cualquier tipo, precisa un conocimiento uniforme de dichas señales.
La uniformidad (que tiene mucha importancia en el ejercito, en todos los ámbitos) en un grupo social viene dada por el uso compartido, bajo unas normas mínimas, inculcadas desde la infancia, de objetos y enseres que utilizamos cada día. Este criterio entra en conflicto cuando el individuo no pertenece a ese entorno. Y una señal que parece ser simple para nosotros, a un extranjero le puede parecer un mundo, e incluso en determinadas situaciones, le puede costar la vida el no haber interpretado correctamente la señal.
Si todo lo anteriormente expuesto se lleva al entorno cultural y social, tenemos ante nosotros una bomba de relojería.
Hace dos semanas veíamos la siguiente noticia:
El Museo de Cera de Madrid retirará este jueves "a última hora de la mañana"la escultura de cera de Jaime de Marichalar, una vez inscrita la sentencia de divorcio de la infanta Elena en el Registro Civil de la Familia Real, según ha informado el museo madrileño en un comunicado.
En principio la relevancia de la noticia, viene dada por el momento en que se produce, y por la posible interpretación que demos de la misma. En este caso la gente puede ponerse en la situación de Don Jaime y pensar “¡Que humillación!”.
Pero lo realmente importante, es que esa escultura, no va a estar compartiendo la misma ubicación, que el resto de imágenes pertenecientes a La Casa Real.
Las consecuencias socio-históricas van mucho más allá.
Me explico; el cerebro de los seres humanos, ofrece resistencia a cambiar la imagen preconcebida que tiene del mundo, cuando realmente se está convencido de lo contrario.
Cuando las generaciones venideras estudien la historia de España, les costara relacionar la imagen de Don Jaime con la Casa Real; aunque en su momento perteneció a la misma. Esto viene debido al conocimiento equivocado de la percepción de nuestro entorno. En definitiva, veremos lo que nuestro cerebro quiere que veamos.
Un ejemplo de lo explicado anteriormente, seria el cuadro creado por Salvador Dalí “Gala mirando al Mediterráneo”. La imagen que percibirá una persona que no conoce la figura de Abraham Lincoln, sera la de una señora desnuda mirando el mar. Si el observador del cuadro conoce la figura de Lincoln, cuando se aleje del mismo, vera el retrato del presidente.
La importancia de quitar esculturas de un personaje histórico, de un determinado lugar, pueblo o ciudad, viene dada por la intención de que nunca se pueda relacionar a dicho individuo con el entorno.
Con el tiempo, sino hay una constancia escrita, ya sea por un historiador, narrador o divulgador, nos encontraremos que tendremos una imagen difusa del personaje histórico y de los hechos que acontecieron en su momento.
Resumiendo la consecuencia principal seria:
Dejar que los hechos y acontecimientos estén sujetos a la libre interpretación.
Si quieren probar todo lo dicho anteriormente, prueben a buscar información del Emperador Romano “Cómodo” (180-192 D.C) perteneciente al linaje de Nerva (96-192 D.C).
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1 comentario:
Hola guapa!!
Después de casi dos meses de ausencia por motivos laborales y con el tiempo justito de postear minimamente, ahora ya con dedicación y tiempo, paso a saludarte y ver actualizaciones.
Siempre es un placer pasara visitarte.
Con mis mejores deseos de armonía interior, te dejo un relajante y cálido abrazo para tu ser.
Beatriz
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